Me encantan esos días en que una se levanta feliz, feliz con letras mayúsculas, sin complejos, sin motivos o sin motivo aparente, los días en que estás feliz porque hoy es hoy y ya está.
Y te levantas feliz, a pesar, o quizás porque anoche no te ligaste al guapo de la fiesta en la disco de moda, de hecho, no te ligaste ni al feo de la fiesta pero te la trae al pairo. Estás contenta.
Y continúas feliz, a pesar de que el señor de cierta edad de siempre te pone cara de perro y te gruñe entre dientes no sé qué cuando te ve aparecer sonriente con la bicicleta.
Sigues feliz aunque el banco se ha vuelto a equivocar y aquello que decían de ¨no cobramos ningún interés a nadie nunca¨ se convierte en ¨es que....¨ Te encoges de hombros, sonríes y piensas Sólo es dinero. Porque efectivamente sólo es dinero.
Y vas al trabajo y sigues feliz, feliz porque tu cabeza está en ese instante, instante que tal que lo escribo ya se ha ido, ya es pasado, desapareció, pufff, se esfumó. Eres feliz esos momentos en que estás ahí y ahora, no en el pasado, no en el futuro.
2 comments:
Felicidades entonces por ser feliz sin motivo y sin necesidad de excusas. En un mundo éste, lleno de sobradamente inteligentes que necesitan encontrar razones para todo, yo voy y me sumo contigo a la deficiencia ésta de ser feliz a lo tonto. Un besito muy fuerte.
yupi yep!
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