Monday, December 31, 2012

playstation

Copenhagen, Lanzarote, Londres, Berlín, Menorca, La Alcarria, Asturias, Ajo, New York, Bonastre.

He conocido dandies de extra radio, poetisas musicales y futuros habladores de la lengua de Baudelaire.  Todos ellos, en distinta medida y por un motivo u otro, me han hecho pasar grandes momentos, momentos de esos que uno graba en su hipotálamo. Me han tratado como a una puta y como a una reina y, también, por qué no admitirlo, como a una puta reina.

He disfrutado de mis amigos aunque nunca es suficiente. Las fuerzas del universo han ayudado para que mis amigas, las Madres, hayan rascado minutos a la educación de sus retoños y hayamos podido comer, desayunar e incluso tomar algún que otro gin tonic.

Me he caído estrepitosamente, como las niñas pequeñas, ahora tengo nuevas cicatrices en las rodillas que lo prueban y un par de secuaces que recuerdan y cuentan muy bien la escena. A la Conchi, mi Santa Madre, le dije que me caí de la bici pero, aquí os confieso, que estaba borracha como un piojo. Esto es karma porque unos meses antes me había estado riendo de mi amiga La Maga por hacer exactamente lo mismo, aunque con mucha más clase, claro, la que vale, vale.

Recuerdo, al menos, un libro que he leído y me ha encantado.

He sido partícipe de un fiestón divertidísimo que acabó tal que película de los hermanos Marx con derribo de puerta incluido.  Me he reído hasta llorar en la cocina de casa con Leyre, Juancha y las chicas. Love you. Hemos dibujado guarradas en las paredes, escrito sueños y aventuras. Leído libros en voz alta. ¡Me encanta nuestro hogar!

He descubierto nueva música, bailado sola, entre lobos y con mis sobrinas. Me he aficionado a los gintonics aunque según me informa mi amigo Javi, El gintonic ha muerto. ¡Que viva el vodkatonic!

He entrado y me han hecho la cobra (ups que mal trago). Me han entrado y he dado calabazas. Empate kármico de nuevo. He robado (confieso) y me ham robado (mi bici)... Sacad vuestras propias conclusiones.

He montado en bici, nadado en el mar, intentado aprender a hacer surf, he subido algun que otro pico, he dormido al raso, he hecho cosas que me daban miedo sólo por el hecho de demostrarme que podía hacerlas, he llorado y me he reído. He hecho pocas fotos. No he pintado ningún cuadro. He encendido un par de hogueras. He tejido mi segunda bufanda. Me he comprado un par de zapatos de tacón que me chiflan.

Este año tampoco me han publicado. No me han subido el sueldo, es más me lo han bajado y no me ha tocado la lotería, aunque he ganado un mini concurso de tortillas. Todo es karma.

Yo, sí puedo decir que he vivido...

Playstation

Saturday, December 22, 2012

he encontrado un atajo

¿funciona la luz de la nevera cuando ésta está cerrada?
¿se oye un tronco que cae en mitad de un bosque cuando no hay nadie cerca?
¿llora un niño cuando está sólo sin que nadie le oiga?



He encontrado un atajo
pero no sé a dónde
da miedo tomarlo
está muy oscuro

Realmente, ¿cambiaría algo?

¿cabe tanta tristeza en un único cuerpo?
por muy inmenso que éste sea

¿pesa lo mismo un kilo de risas que un kilo de lágrimas?

¿dónde viven los sueños?
¿en el mismo sitio que los monstruos?

Saturday, December 01, 2012

de mujeres que pintan acuarelas

So we made our own computer out of macaroni pieces
And it did our thinking while we lived our lives
It counted up our feelings and divided them up even
And it called that calculation perfect love

 The Calculation, Regina Spektor


Esta semana en una de tantas noches magníficas en nuestra cocina, Él y Ella accedieron a desgranar parte de su bonita historia con nosotras; la parte que nos encanta a las habitantes de esta casa alborotada: EL RE ENCUENTRO. Así, con mayúsculas, como en las películas o en las grandes novelas románticas.

Ella y Él se conocieron en país extranjero haciendo aquello que a Ella le gusta más: correr. Se medio-encontraron, pero sólo medio, no acababan de encajar las piezas, la fórmula no era perfecta, no salían las cuentas. Al llegar a estas latitudes, las matemáticas seguían sin funcionar entre ellos. Así que decidieron ir a clases particulares, cada uno por su cuenta, con profesores privados. Largo tiempo pasó hasta que pudieron comparar las notas tomadas en clase. La oportunidad llegó de la mano de una bonita acuarela que Ella pintó para Él y dejó en su buzón. A partir de ahí, compartieron apuntes, calculadoras y demás.

Ella confesó que en realidad la acuarela no tenía ninguna intención, que no fue pintada con fin alguno. Él admitió que gesto tan personal le había parecido una señal inequívoca de búsqueda de un re-encuentro. Hubo más voces que aclamaron que la acuarela era "desproporcionada", con un simple mensaje hubiese sido suficiente

Yo, por mi parte, me identifiqué plenamente con Ella. Soy de gestos desproporcionados, como comprar pequeños tesoros para colecciones ajenas o escribir cartas para que lleguen la primera noche que una persona duerme en su nueva morada. Gestos desproporcionados o realmente auténticos, todo depende de quién lo califique, claro. Es un alivio saber que hay personas que pintan acuarelas no esperadas intencionadas ni entendidas, personas que escriben cartas no deseadas y saltan de un trampolín si su corazón así se lo dicta.

Thursday, November 15, 2012

ten ways of spending your jet lag

1. Drink a full bottle of red wine.
2. Listen to that playlist that has been on your mind for some time.
3. Try to sort out your thoughts about your last trip.
4. Go to a concert.
5. Go to a demonstration.
6. Talk to people.
7. Write.
8. Dance.
9. Drink some more red wine.
10. Take some sleeping pills.

Thursday, September 20, 2012

alta fidelidad pero que muy alta

Hoy llegó un mensaje y ha disparado en mi cabeza aquello de High Fidelity que John Cusack se pasa toda la película repitiendo. La banda sonora de tu día.

Aquí va la mía de hoy:

1. Untouchable Face de Ani Difranco.
2. Bailaré Sobre Tu Tumba. Siniestro Total.
3. Clocks  de Coldplay.
4. Don´t Stand So Close To Me. The Police.
5. Love me or Leave me interpretada por Nina Simone.
6. Creep de Radiohead.

Monday, September 17, 2012

pequeñas anécdotas sin importancia

J.C. es un compañero de la pisicina. Tres veces por semana, nos vemos en bañador, llueva, nieve o haga calor para compartir aguas, desayunos y risas. J. C. es comercial de una empresa en la que lleva 27 años trabajando, se las sabe todas y ha llegado a ese punto en que se escaquea cuando puede sin que nadie le diga nada.

J.C. es un tipo sano, grande, tiene familia. Esta mañana mientras compartíamos desayuno después de nadar nos ha confesado que una vez fue al psiquiátra. Sólo una. Llevaba meses con un problema físico que no se le iba y llego un punto en que estuvo convencido de que tenía que ser por un problema mental. Así que, como el que busca el número de teléfono de una copistería o de un taller mecánico en las páginas amarillas, J. C. abrió el libreto del seguro médico que religiosamente paga y busco por la P el nombre de un psiquiatra.

Cuando llegó a la consulta, le explicó al doctor su problema y éste, moviendo la cabeza de lado a lado y resoplando lenta y constantemente durante unos cuantos segundos, le diagnosticó un tratamiento de dos años de duración porque, al parecer, su problema se iniciaba en la cabeza y continuaba hasta sus intestinos, que es su zona débil y afectada.

J.C. preguntó el precio por sesión. El doctor se lo dijo, tras haberle preguntado primero si cuando veía un cuadro torcido sentía impulsos de ponerlo recto y si le producía algún sentimiento encontrado ver una puerta entrebierta. J. C., resuelto, contestó: los cuadros los pongo rectos y las puertas, o abiertas o cerradas. Así es J.C., un tipo directo. El doctor resopló de nuevo y se reafirmó en su diagnóstico: dos años.

J. C. nos confesaba que tras aquella visita no había habido ninguna otra y que su problema, el mental, se terminó ahí, justo a la salida de aquel portal de Nuevos Ministerios. El problema, físico, aún continúa, de vez en cuando.
 

Thursday, August 23, 2012

si abres, cierra

El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional

Abrió sus ojos somnolientos y lo primero que vió el día de su cumpleaños fue aquella cara. Se le hacía extraño, nunca le había sucedido. No solía tener alucinaciones. 

Abrió los labios, a medio camino entre un bostezo y un  grito, y se dispuso a pronunciar sus primeras palabras de un nuevo año. Había que tener cuidado, ése era un momento que jamás se repitiría en la vida. Había que seleccionarlas detenidamente, juntar las letras en la mente con precisión para conseguir decir algo a la altura de las circunstancias. Algo digno de una buena carcajada.

Abrió aquel sobre de nuevo y releyó el contenido de aquella carta. Con el tiempo se había ajado, parecía que ya no describiera nada que ella hubiese conocido ni vivido. Parecía que iba dirigida a otra persona que se había marchado, ya hacía algún tiempo, a un rincón lejano. Había desaparecido.

Abrió sus tripas, se las sacó y las puso sobre la mesa para poder desenredarlas mejor, al sol. Deseaba ser como aquel animal marino que cuando se siente amenazado se desmiembra y las dispara sin piedad a su amenaza, sabiendo que le volverán a crecer en unas semanas.

Abrió el primer cajón y descartó varias camisetas hasta que encontró aquella llena de mariposas que encajaba perfectamente con su estado de ánimo. Mariposas como  las que le bailaban por su cabeza, en general, todo el tiempo.

De esta guisa, con alucinaciones y  sin tripas, abrió la puerta de casa y se lanzó al vacío, al abismo. Sabiendo que todo volvería a su sitio, crecería de nuevo.


Sunday, August 12, 2012

if I decided to start it
and I decided to end it

Why is it so hard?


Wednesday, June 06, 2012

there, then

There and then,
she realised she could foresee the future,
her future.
There, waiting in her corner,
like a pill-bug.
Sometimes, she grew tired of being right


Saturday, May 12, 2012

una carta sin remite

Desde donde estoy advierto, a lo lejos, una gran gaviota insolente que merodea mis pertenencias, abandonadas con descuido sobre la blanca arena. La veo picotear la bolsa donde llevo un par de frutas. No parece temer a los pocos humanos que hay a su alrededor, imagino, que el hecho de ser capaz de volar le dota a una de esta insolencia ¿qué hay más bello y majestuoso?

El agua es tan trasparente que al nadar puedo apreciar nítidamente todo el fondo, las rocas, los peces. El sol calienta sin llegar a quemar y la brisa sopla fresca. El pinar a mi espalda es el marco perfecto a toda esta estampa. 

No sobra ni falta nada o quizás debería decir: No me sobra ni me falta nada. A veces soy capaz de rozar la felicidad con las yemas de mis dedos, absoluta y pasajera, más tarde ésta se desvanece. 

Mientras escribo, un suave viento acaricia mi piel desnuda y los pájaros sirven de melodía a esta carta. Siempre me ha gustado escribir cartas. Retomé el hábito cuando me fui a India. Mi madre, cabezona, se negó a que le enseñara a manejar el correo electrónico así que tuve que recurrir a los métodos tradicionales y redescubrí lo maravilloso de pasar un tiempo frente a un papel en blanco para desgranar las impresiones, sensaciones y recuerdos de una. Empecé por mi progenitora, seguí con Sara y continué con algunos amigos cercanos. Escribir cartas, sin remite. No querían, no necesitaban una respuesta. Como ésta, escrita en una apacible tarde de una maravillosa isla.

Tuesday, April 17, 2012

wherever I lay my hat, that's my home

Mi amigo O. se está yendo, se está yendo o ya se ha ido, no sé. Hace tiempo que todos lo intuíamos. Esto se le quedaba pequeño: el teatro, la ciudad, nosotros.

Su mundo creció la primera vez que pasó un par de meses en aquella capital gris lluviosa donde todos los coches conducen por la izquierda y la gente no para de beber té a todas horas. Su mundo se llenó de caras nuevas, rutinas desconocidas y excitantes, pequeños retos cotidianos. Y despertó.

Metió unas cuantas cosas en cajas, aquellas cosas que definen a uno, que le protegen: unos pocos libros, algunos discos, aquellas zapatillas tan viejas que tanto le gustan. Y las llevó consigo para crear su nueva guarida más allá, al otro lado. A éste, nos dejó algunos trazos de sí mismo, de su anterior hogar. Unas hermosas plantas junto a una lunminosa ventana, unos cuantos muñecos del kinder sobre un ordenador y muchos recuerdos.

Todo se ha quedado preso de  tí. Lo estará por algún tiempo.

O. ha encontrado un nuevo sitio donde colgar su sombrero y ése será su nuevo hogar.

Good Luck.

Thursday, March 08, 2012

el señor wilson y el karma


 The happiness we all want and the suffering we
 all try to avoid 
are produced precisely by our own actions
Dalai Lama XIV

Dice el Sr. Wilson que lo que está pasando es Karma, que lo tiene claro, por no haber zanjado sus asuntos en el momento en que debía haberlo hecho.

Echo mano de un libro y leo: Karma significa simplemente "acción". La ley del karma es el principio universal de acción-reacción o causa-efecto. Karma son los pensamientos, las palabras y los hechos de nuestra vida cotidiana. Todo lo que hacemos es karma. Las enseñanzas del Budismo sugieren que no deberiamos buscar respuestas a nuestros problemas fuera de nosotros mismos, ni que seamos puras víctimas de las circunstancias en un universo aleatorio.

Llegas tarde al trabajo es karma, tomas la calle de la derecha es karma, sales de trabajar a una hora determinada es karma, viertes la taza de café sobre la mesa es karma. Todo es karma y no sólo cuenta tu vida presente, si no también tus vidas pasadas. 

Siempre me ha inquiteado un pensamiento: todas las respuestas a nuestras preguntas están en nuestro interior. Siempre he pensado que podemos adivinar el futuro puesto que si nos escuchamos, ahí está todo. A veces, asusta. Y, sin embargo, la mayoría del tiempo a mí  me reconforta. 

El Sr. Wilson cree que está pagando en estos momentos por su mal karma . Quizás no debió haber matado aquella insignificante hormiguita en la acampada junto al río o debió haber cedido el paso a la ancianita en aquel cruce madrileño. 

El caso es que cada uno cargamos con nuestro karma alimentado por varias vidas de pensamientos y hechos. ¿Será mi faringitis producto de mi karma? ¿de todas aquellas cosas no dichas?


Thursday, January 05, 2012

cuando vea sonreir a un corredor mañanero , pensaré seriamente en hacer footing

Comienza un nuevo gran día con unas olas impresionantes frente a mi ventana y una sonrisa en mi cara tras echarme el azúcar al primer café matutino. Cuando vea sonreír a un corredor mañanero, pensaré seriamente en hacer footing.Tiene razón, pienso.  

Me dirijo al Timanfaya y tengo el extraño honor de ser la primera turista en entrar al parque en el día de hoy. También la primera en subir a la gua gua que hace la visita. Lava, líquenes y turistas.






Al salir descubro un pequeño rincón en El Golfo, donde las olas rompen con fuerza, los bares se agolpan sobre el mar, agobiándolo casi, y uno de los pocos coches no alquilados muestra una pegatina de Asturias. La condición humana es desear lo que no se tiene. El sol calienta mi espalda mientras un par de gaviotas me sobrevuelan. Aquí sentada en una roca. Escribo. 



No me queda tiempo. Recorro el tramo entre Salinas de Janubio y Papagayo más rápido de lo que me hubiese gustado y, sin embargo, la parada en Mácher para comer  es un acierto. No sólo por el verde increible de los ojos del camarero, verde como el agua de Punta Papagayo, verde como los ojos de los gitanos del Rajastán indio, verde que corta la respiración; sino también por la pareja de viejecitos ingleses que comen a mi lado. Los únicos extranjeros con los que me he cruzado estos días que hablaban nuestro idioma perfectamente. Él enseguida me preguntó si era conejera a lo cual mi atrevida ignorancia no supo contestar hasta que me explicó el significado del gentilicio. Luego se aventuró a explicarme un pedacito de su historia en la isla. Compraron casa en Tias en el 1981, cuando los guanches vestían sin tapujos sus atuendos tradicionales y los campesinos todavía usaban camellos en sus labores del campo. La vendieron, la casa, hace unos años porque la isla se había masificado ¡Ay si este hombre conociera Benidorm!  

Pensé con nostalgia que me hubiese gustado conocer aquella isla y eché cuentas mentales de qué estaba haciendo yo por el 81. Tenía 6 años. Pensé que, definitivamente, me encantaría retirarme en un lugar donde no se pueda conducir a más de 80 kms por hora.




Wednesday, January 04, 2012

un amanecer, un atardecer y todo lo de en medio

Como algún que otro año, comienzo éste, el año del fin del mundo, en un aeropuerto. Huyendo, corriendo fuera del alcance de mí misma, de mi estúpida rutina autoimpuesta. Corro con ansias de soledad, buscando un lugar soleado. Destino: no importa. Única condición indispensable: nadie conocido alrededor. El mar y el sol son pluses, sin duda.  Desconectar el télefono. No mirar ni de lejos un ordenador. Dejar todo en orden para y sólo por un par de días volar libre de ataduras.


Unas olas de película me reciben en La Santa, frente a mi ventana. Increíble la maestría de surferos y pescadores por igual que me hace olvidar mi primera impresión del albergue en el que me alojaré por unos días. Los rayos oblicuos del atardecer generan pequeños arco iris al atravear los inmensos tubos que forman las olas. Naturaleza brutal.

Sol y nubes me acompañan a lo largo de toda la mañana. Carreteras sinuosas abarrotadas de ciclistas que entrenan sin miedo, aquí no hay mucho coche. El valle del Malpaso me hace entrar en alerta. La niebla es intensa y me ciega. Qué razón tenían los que le dieron  su nombre. A mi izquierda el siempre presente Atlántico rompe con majestuosidad contra las rocas oscuras y baña playas semidesérticas. ¡Qué diferente ha de ser esta isla en verano! El viento no deja de soplar, alborotando mi pelo. Paraíso del surf.

Dejo pasar la oportunidad de visitar los Jameos del Agua, cueva llena de un cangrejo  único en el mundo, sin embargo, los autocares aparcados en los alrededores me echan atrás. Mi brújula se siente atraída por un lugar en el mapa. Punta Mujeres. Allí como y continuo hacia Arrieta para echarme una siesta sobre la arena de la playa.



La siesta se convierte en un paseo por la orilla, arriba y abajo, abajo y arriba, como los lugareños, bronceados de tanto sol invernal. Tras el descanso encaro la carretera de nuevo a lo largo de la costa sur de la isla, dirección oeste, hacia Arrecife. 

Paso de largo la capital y llego a Tias. Desde aquí hasta Uga se extiende el paisaje protegido llamado La Geria, donde los campesinos de la zona han excavado hoyos donde plantar sus cultivos, principalmente vid. El paisaje es espectacular.


El negro lo baña todo y la luz del incipiente atardecer multiplica su magia. Desde Uga, Yaiza y el TImanfaya a un paso. Las bicicletas siguen siendo un constante compañero de viaje y es en el interior del parque natural donde más echo de menos la mía. Rodar lentamente entre las rocas volcánicas. De vuelta en La Santa descubro que hoy no habrá espectáculo vespertino de surf puesto que las olas son demasiado grandes y violentas. Me decido por un paseo junto al mar con una Tropical en la mano.