Monday, October 13, 2014

entrenando caracoles o una tarde con zoe




¿Qué haces? le pregunte a Zoe mientras me sentaba a su lado en el jardín de casa de la Abuela. Entrenando caracoles, contestó segura de si misma, como si entrenar caracoles fuera una actividad reconocida mundialmente. y ¿cómo los entrenas? Les ayudo a salir de su casa -su casa es la botella de agua de cinco litros donde les tiene viviendo- y luego, les pongo a correr por la mesa. La verdad es que son bastante rápidos, contesto, sorprendida.



Después les pone nombres y procede a hacerse cosquillas con ellos, los coge y se los pone en su pequeño brazo y observa cómo Blanca, se llama así porque su casita es blanca, razonamiento aplastante, sube babeante por su antebrazo morenito. 


Se lamenta por no haber visto la babosa gigante que andaba paseándose cerca del jazmín. Nunca he visto una babosa ¿cómo es Tia Moni? Intento explicarle lo poco sé de tales animales (que es sorprendentemente poco) son oscuras y se parecen a los caracoles pero sin casa a cuestas. Zoe parece satisfecha, de momento, hasta que vea una y ella forme su propia opinión al respecto.


Tia Moni, ¿qué son todo esos gusanos en la botella?  
No lo sé.

Tia Moni, ¿crees que los caracoles podrán respirar ahí dentro? 
No lo sé.

Tia Moni, ¿vamos a buscar gusanos entre las hojas de las plantas? 
Claro.

Tia Moni, ¿vamos a ver bailar a los caracoles?
Claro. ¡Cómo no ir a ver bailar caracoles!

Así es Zoe, hay niñas que luchan con espadas imaginarias, juegan a las muñecas o entrenan dragones, pero Zoe se sienta en el jardín de casa de su Abuela y entrena caracoles, les ayuda amablemente a salir de la gran casa en forma de botella donde los tienen recluidos y observa, paciente, sus carreras frenéticas sobre la mesa de cristal del jardín.

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