En algún punto entre el circo y la última exposición de Sebastiâo Salgado tuve una crisis. Me atacó por la espalda, de improviso. El abismo, el vacío, el sinsentido.
En algún punto entre el supermercado y la siesta en el parque recuperé la calma, pero la calma ya no es la misma. Todo deja su poso. Al removerse un cuerpo, el espacio alrededor se turbia, se arremolina. Nada es transparente. Se necesita tiempo y reposo para que la fiera se duerma, se tranquilice de nuevo. Cada vez los torbellinos son más frecuentes e imprevistos aunque menos arrolladores para la que está en el ojo de los mismos.
A cubierto! oigo gritar al que está a los mandos de mi nave. Y a veces funciona. Freno. Me recoloco y mientras me miro en el espejo sin reconocerme, me tranquilizo.
1 comment:
Love it! (As long as Google Translate can be trusted! :P )
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