En los últimos tiempos, y llamo últimos a unos cuantos años que van desde 1994, he dejado de poseer y, por tanto, de ver televisión. Este hecho que, en sí mismo, no tiene nada raro ni sorprendente -sobre todo observando la bazofia que se empeñan en emitir- adquiere un significado nuevo cuando una se adentra en las profundidades de la psique colectiva española, es decir, cuando una se toma unas cañas con los amigos.
Que me enterara por los pelos y con muuuuuucho retraso de que Pinochet había muerto - ¿porque ha muerto, verdad? - tiene un pase porque tenía la absoluta e infalible excusa Estaba viajando por Tailandia que, para neofitos en el continente asiático, suena super exótico y remoto pero el hecho es que ven la CNN más que en España, algunas autopistas le dan tres mil vueltas a las de estos lares y en el aeropuerto de Bangkok nada más aterrizar te hacen un escaneado de iris (si es que existe ese término para denominar a cuando, cuando... cuando te escanean el iris, vamos!). Con Sadam me sucedió más o menos lo mismo. Es obvio que a mi pequeño mundo estos grandes monstruos de la humanidad no le afectan demasiado.
Llegué a España en marzo y desde entonces he continuado con mi rutina informativa, es decir, me informo lo justo, de lo que me interesa y por medios alternativos a la televisión y radio de este lugar en el que me hallo. Esto tiene sus inconvenientes sociales, una se encuentra en fuera de juego cuando alguien le habla de un tal Puerta que murió de un ataque al corazón (creo) o de un concurso entre guapos y feos (¿somos tontos?) pero, hace poco, me sentí totalmente desamparada ante la noticia de que Umbral había muerto. Por Alá! ... De hecho hace poco sugerí al Sr. Huarte que le sustituyera en su columna de El Mundo y así nos trajera un poco de paz interior y una buena dosis de sonrisas exteriores, pero éste no me advirtió del hecho de que el Sr. Umbral ya tenía sustituto, no por gusto si no a la fuerza.
En fin, no sé cómo puedo vivir sin todos estos datos.
Que me enterara por los pelos y con muuuuuucho retraso de que Pinochet había muerto - ¿porque ha muerto, verdad? - tiene un pase porque tenía la absoluta e infalible excusa Estaba viajando por Tailandia que, para neofitos en el continente asiático, suena super exótico y remoto pero el hecho es que ven la CNN más que en España, algunas autopistas le dan tres mil vueltas a las de estos lares y en el aeropuerto de Bangkok nada más aterrizar te hacen un escaneado de iris (si es que existe ese término para denominar a cuando, cuando... cuando te escanean el iris, vamos!). Con Sadam me sucedió más o menos lo mismo. Es obvio que a mi pequeño mundo estos grandes monstruos de la humanidad no le afectan demasiado.
Llegué a España en marzo y desde entonces he continuado con mi rutina informativa, es decir, me informo lo justo, de lo que me interesa y por medios alternativos a la televisión y radio de este lugar en el que me hallo. Esto tiene sus inconvenientes sociales, una se encuentra en fuera de juego cuando alguien le habla de un tal Puerta que murió de un ataque al corazón (creo) o de un concurso entre guapos y feos (¿somos tontos?) pero, hace poco, me sentí totalmente desamparada ante la noticia de que Umbral había muerto. Por Alá! ... De hecho hace poco sugerí al Sr. Huarte que le sustituyera en su columna de El Mundo y así nos trajera un poco de paz interior y una buena dosis de sonrisas exteriores, pero éste no me advirtió del hecho de que el Sr. Umbral ya tenía sustituto, no por gusto si no a la fuerza.
En fin, no sé cómo puedo vivir sin todos estos datos.
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