"Viajar detiene el tiempo".
Graham Greene
Tras las 8 horas de rigor en un sleeper bus, llegue a Udaipur. Luigi, el italiano con el que comparti la espera en el chiringuito de la companyia de autobuses, no aparecia por ninguna parte. Asi que emprendi busqueda de guest house a las 6 de la manyana, una de las horas mas tranquilas en India. Hora en que las barrenderas (los peores trabajos en India son desempenaydos por mujeres y/o intocables) limpian las calles, hora en que se empieza a hervir el primero de tantos tes a lo largo del dia, hora en que hasta las vacas parecen estar descansando.Encontrar una guest house (ninguno de los lugares en los que estuve durante 5 meses de viaje en India llego a la categoria de hotel) es todo un arte. Conlleva paciencia y perseverancia en partes iguales. Todas las guias de viaje no sirven de nada a la hora de buscar y encontrar un sitio decente donde dormir. Asi que el metodo es llegar a la zona de hoteles barata (en todas las ciudades indias existe una calle donde se concentran las guest houses para backpackers) y rastrear, sin parecer un desesperado, lo cual es en ocasiones complicado tras viajes interminables, rompehuesos y polvorientos. Pero todo se acaba por masterizar. Asi que cada nueva parada uno esta mas cerca de convertirse en un maestro del regateo y las caras de poker. En esta ocasion la guest house la llevaba una familia de profesores de instituto y tenia habitaciones tranquilas, limpias y baratas a 80 rupias la noche (menos de dos euros).
Tras un paseo por la ciudad, mis pasos se volvieron a cruzar con los de Luigi y un nuevo personaje que le acompanyaba, un granjero de unos 60 anyos israeli y con la misma cara que Paul Newman pero unas manos que daban miedo. En el recorrido por la ciudad nos ensenyo los distintos tipos de vacas y bueyes que andaban sueltos por Udaipur, me ensenyo a apreciar a estos animales, la belleza y poder que tienen.
Udaipur resulto ser uno de esos sitios que aparecen en todas las guias como magico y especial y de los que he aprendido a salir corriendo cuando me doy cuenta de que "ese ser especial" no es un calificativo universalmente compartido por todos. El sitio tiene que ser especial para mis ojos, para mi corazon, para mi alma... Asi que al segundo dia empaquete de nuevo mis cosas y parti con Luigi en direccion a Diu. Una antigua colonia portuguesa. Por el camino aprenderia un monton de cosas sobre mi y sobre los otros, pero especialmente sobre mi.
De camino a la playa paramos una noche en Palitana. Palitana es un pequenyo pueblo de peregrinaje jainista en el estado de Gujarat que tiene la peculiaridad de tener una montanya a la que se accede tras subir la escalofriante cifra de 3000 escalones. En la cima de la montanya se levantan 1000 templos. La recompensa es grande. Los escalones se pueden evitar por unas 400 rupias, por este precio, unos senyores te suben a cuestas. Las gordas devotas indias hacen uso de los palanquines porque estan gordas pero no por ello dejan de tener gran devocion. Este hecho como tantos otros me dieron la razon mas que nunca: la religion tiene unos lazos tenebrosos con el dinero.
En Palitana vi por primera vez jainistas barriendo el suelo por el que iban a pasar para no matar hormigas. Tras Palitana llegamos a Diu. Negros, aceras en las calles, hora de la siesta, fisonomias reconocibles, cercanas... humedad, iglesias, portugues. Respiro, respiro y sudo humedad.
Graham Greene
Tras las 8 horas de rigor en un sleeper bus, llegue a Udaipur. Luigi, el italiano con el que comparti la espera en el chiringuito de la companyia de autobuses, no aparecia por ninguna parte. Asi que emprendi busqueda de guest house a las 6 de la manyana, una de las horas mas tranquilas en India. Hora en que las barrenderas (los peores trabajos en India son desempenaydos por mujeres y/o intocables) limpian las calles, hora en que se empieza a hervir el primero de tantos tes a lo largo del dia, hora en que hasta las vacas parecen estar descansando.Encontrar una guest house (ninguno de los lugares en los que estuve durante 5 meses de viaje en India llego a la categoria de hotel) es todo un arte. Conlleva paciencia y perseverancia en partes iguales. Todas las guias de viaje no sirven de nada a la hora de buscar y encontrar un sitio decente donde dormir. Asi que el metodo es llegar a la zona de hoteles barata (en todas las ciudades indias existe una calle donde se concentran las guest houses para backpackers) y rastrear, sin parecer un desesperado, lo cual es en ocasiones complicado tras viajes interminables, rompehuesos y polvorientos. Pero todo se acaba por masterizar. Asi que cada nueva parada uno esta mas cerca de convertirse en un maestro del regateo y las caras de poker. En esta ocasion la guest house la llevaba una familia de profesores de instituto y tenia habitaciones tranquilas, limpias y baratas a 80 rupias la noche (menos de dos euros).
Tras un paseo por la ciudad, mis pasos se volvieron a cruzar con los de Luigi y un nuevo personaje que le acompanyaba, un granjero de unos 60 anyos israeli y con la misma cara que Paul Newman pero unas manos que daban miedo. En el recorrido por la ciudad nos ensenyo los distintos tipos de vacas y bueyes que andaban sueltos por Udaipur, me ensenyo a apreciar a estos animales, la belleza y poder que tienen.
Udaipur resulto ser uno de esos sitios que aparecen en todas las guias como magico y especial y de los que he aprendido a salir corriendo cuando me doy cuenta de que "ese ser especial" no es un calificativo universalmente compartido por todos. El sitio tiene que ser especial para mis ojos, para mi corazon, para mi alma... Asi que al segundo dia empaquete de nuevo mis cosas y parti con Luigi en direccion a Diu. Una antigua colonia portuguesa. Por el camino aprenderia un monton de cosas sobre mi y sobre los otros, pero especialmente sobre mi.
De camino a la playa paramos una noche en Palitana. Palitana es un pequenyo pueblo de peregrinaje jainista en el estado de Gujarat que tiene la peculiaridad de tener una montanya a la que se accede tras subir la escalofriante cifra de 3000 escalones. En la cima de la montanya se levantan 1000 templos. La recompensa es grande. Los escalones se pueden evitar por unas 400 rupias, por este precio, unos senyores te suben a cuestas. Las gordas devotas indias hacen uso de los palanquines porque estan gordas pero no por ello dejan de tener gran devocion. Este hecho como tantos otros me dieron la razon mas que nunca: la religion tiene unos lazos tenebrosos con el dinero.
En Palitana vi por primera vez jainistas barriendo el suelo por el que iban a pasar para no matar hormigas. Tras Palitana llegamos a Diu. Negros, aceras en las calles, hora de la siesta, fisonomias reconocibles, cercanas... humedad, iglesias, portugues. Respiro, respiro y sudo humedad.
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