Ayer en el descanso de clase en el British, uno de mis compañeros de clase andaba hojeando uno de eso periódicos gratuitos con los que se empapelan estos días las calles de todas las ciudades. El titular leía ¨Venden su voto en Internet ... y no es delito¨. La noticia luego explicaba que el precio medio del voto era unos 100 euros y que, en algunos casos, se habían pagado hasta 300. Un pellizco.
Esta noticia me recordó a una antigua amiga que era adicta a los Red Bull y conducía un viejo Mercedes destartalado regalado por un familiar. Elena contaba sin pudor ninguno que ella llevaba años vendiendo su voto a sus progenitores. El tema es que habían llegado a un acuerdo que satisfacía a las dos partes. Ella, totalmente descreída del sistema democrático, de partidos políticos y demás menesteres triviales y mundanos; consideraba que no había nada malo en hacer felices a sus creadores y a la par sacarse unos durillos. Ellos, por su parte, anexionaban a su causa, que no viene al caso mencionar, un granito de arena más.
La verdad es que contado por Elena, un personaje entrañable y sin maldad, la historia adquiría tintes cómicos. Claro que para coseguir reirse, habría que dejar de lado todas aquellas textos leídos acerca de la lucha que años atrás mantuvieron muchas personas para conseguir el derecho al voto, especialmente las mujeres.
En unos días en que todo se puede comprar y vender y al precio que están las hipotecas, el pan y la leche, no me extraña que la gente venda los puntos del carnet de conducir, las emisiones contaminantes permitidas por país, los votos, los higadillos y hasta las bragas sucias. ¿delitos? Qué cínicos!
Esta noticia me recordó a una antigua amiga que era adicta a los Red Bull y conducía un viejo Mercedes destartalado regalado por un familiar. Elena contaba sin pudor ninguno que ella llevaba años vendiendo su voto a sus progenitores. El tema es que habían llegado a un acuerdo que satisfacía a las dos partes. Ella, totalmente descreída del sistema democrático, de partidos políticos y demás menesteres triviales y mundanos; consideraba que no había nada malo en hacer felices a sus creadores y a la par sacarse unos durillos. Ellos, por su parte, anexionaban a su causa, que no viene al caso mencionar, un granito de arena más.
La verdad es que contado por Elena, un personaje entrañable y sin maldad, la historia adquiría tintes cómicos. Claro que para coseguir reirse, habría que dejar de lado todas aquellas textos leídos acerca de la lucha que años atrás mantuvieron muchas personas para conseguir el derecho al voto, especialmente las mujeres.
En unos días en que todo se puede comprar y vender y al precio que están las hipotecas, el pan y la leche, no me extraña que la gente venda los puntos del carnet de conducir, las emisiones contaminantes permitidas por país, los votos, los higadillos y hasta las bragas sucias. ¿delitos? Qué cínicos!
Que agresividad, sin duda escribo para que ese patito indefenso no muera. ¿Dónde está el karma relajante que transmite este su blog?
ReplyDeletefree duck now!!!
si es que a veces hay que ponerse .....
ReplyDeleteA veces da miedo pensar que gente que nos conoce pretenda que en nosotros haya sólo lo que quieren ver, ¡pato indefenso!!!!!
ReplyDeletepara mi no hay karma más relajante que la inteligencia. Quienes nos suelen querer patos, bellos e indefensos suelen ser los lobos.... ¡Sigue pensando!!!
Gracias
G.N.
que se vote o no me da igual, pero que se venda el voto a los papis es totalmente pijo y demuestra no desconfianza en el sistema democratico sino lerdez.
ReplyDeleteal de free duck now que te den dos duros.
javier huarte
ya te vale sr.huarte!!!!!
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