Unos días atrás, los paisajes de mi mente, esos que se pintan a oscuras, en la intimidad, eran sombríos y atormentados como los de un maravilloso Turner.
Esta mañana, cambiaron, se despejaron. No sé exactamente cúal fue el motivo. Imagino que el buen tiempo y la buena cara influyeron. La fruta de por la mañana, nadar y la charla con los amigos, de esos que simplemente te hacen reir. Reir, fórmula infalible para cambiar la paleta de colores con la que una pinta las paredes de su cabecita.
Esta mañana, cambiaron, se despejaron. No sé exactamente cúal fue el motivo. Imagino que el buen tiempo y la buena cara influyeron. La fruta de por la mañana, nadar y la charla con los amigos, de esos que simplemente te hacen reir. Reir, fórmula infalible para cambiar la paleta de colores con la que una pinta las paredes de su cabecita.
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