Le pregunté a M. si podía escribir sobre su historia de amor porque me parece divertida y admirable, una historia de amor de esas que se saltan a la torera, y olé!, convenciones sociales y miedos ancestrales para simplemente hacer lo que uno tiene que hacer en las historias de amor: disfrutar todo lo que se pueda. M. me respondió A ver lo que escribes! así que por eso M. es M. y no todo un nombre claro y con buena letra.
M. es una mujer de 42 años, separada y con dos hijos, unos buenos mozos los dos, criados que decía mi abuela. M. mandó a paseo a su marido tras más de una decena de años de matrimonio, letras de hipotecas y facturas; le mandó a paseo frente a todo pronóstico, pronóstico social, pues a pesar de que tenían 2 casas en propiedad, un coche, unas cuantas bicicletas abandonadas en el descansillo del pasillo y un perro, M. no era feliz. Así que M. a sus taitantos dijo Se acabó y a empezar de nuevo. No es la única mujer que conozco que tras larga relación, sin mayores traumas ni problemas, dice hasta aquí hemos llegado. Una amiga me comparaba su relación de quince años con las ranas, que cuando están dentro de un recipiente con agua y ésta asciende de temperatura lentamente mueren pues no notan que las están cociendo.
Tras un período de luto más bien corto, M. se dio a la feliz tarea de hacer todo lo que no estuvo haciendo durante los últimos años de su relación: salir y divertirse. En estos ires y venires, M. cayó en brazos de dos chicos de Mali, un chico de Argelia y un marroquí (dudo en esta última nacionalidad). Esto es a lo que yo llamo una gran labor de ayuda a la integración cultural. M. está de acuerdo en este punto.
Tras su período de con faldas y a lo loco. M. ha conocido a alguien que le interesa más que los demás. Es un chico de Paquistán, musulmán, que vende flores en la ciudad en la que ambos cohabitan. M. está conociendo de primera mano lo que es el Ramadán, que este año comenzó el día 13 de septiembre y terminará el 13 de octubre, y las implicaciones que tiene: la prohibición de beber, comer, fumar, practicar sexo... Los chupatis (en Paquistán los llaman chupatis y no chapatis como en India), el pollo al curry y muchas otras cosas. M. se ha embarcado en un maravilloso viaje, un viaje dentro de sus propias fronteras.
Por estar donde tú quieres
ReplyDeletePuntualidad solar de mis arenas
Más subterráneo que un dolor redondo
Mas profundo que los cimientos de la tierra
Desde más al fondo que un suspiro
Mas certero que mi muerte cierta
Tendido más al cielo que infinito
Eso y mucho más aun me llegas
y ole!
ReplyDeletepoesia pura...pura vida
y ole!
ReplyDeletepoesia pura...pura vida